viernes, 19 de diciembre de 2008

CRISTINA

La conozco de toda la vida y aún no la comprendo. Es una de esas personas en las que no puedes averiguar nunca lo que piensan. Fría, distante, cruel con ella y con los demás.
Su vida ha estado marcada por el "éxito" hasta hace unos años.
Ella tenía muy claro lo que quería en la vida ( no como yo, que siempre he ido con el viento y así me ha ido). Terminó sus estudios brillantemente con veintiún años. Empezó a trabajar al poco tiempo. Se casó. Se compró la mega-casa, el coche....en fin, todo ese cúmulo de cosas que hacen todas las personas políticamente correctas.
Al poco de casarse empezó a intentar tener hijos, pero después de mil pruebas y algunos abortos vio que era imposible y se decidió por la adopción.
Viajó a República Dominicana, en lo que yo creía que era un viaje de placer. Al cabo del tiempo, su marido volvió y trajo a Pablo ( mi queridísimo y especial Pablo). A los seis años se repitió la historia y llegó Alberto ( el pobre y desdichado Alberto).
Pablo empezó pronto a tener problemas con los estudios, en parte debido a su carácter tranquilo, y, en gran parte, por esa forma de ser dictatorial de su mamá. El ordeno y mando es su política en la vida.
Cristina ha estado veinte años trabajando en un puesto de gran responsabilidad en el hospital Virgen del Rocío en Sevilla. Tras quemar a sus jefes y todos sus compañeros, hace un par de años tuvo que irse casi por huevos, a un pueblecito de la provincia, donde ya no ordena nada, es una mas.
Éstos últimos años están siendo un vía-crucis para ella. Su perfecta vida, la que cuidadosamente había planificado al milímetro, se derrumba como un castillo de naipes.
Pablo sigue con sus cosas , ya no sólo en el cole, el chico empieza a tener problemas serios de socialización (tiene dieciséis años). Alberto empieza a tenerlos también.
Su marido no es ni la sombra de lo que era. Lo recuerdo como un hombre feliz, dicharachero, agradable, simpático, atractivo....Ahora es El Amargado. Los problemas que Cristina se ha creado en su cabeza, martillean a diario a su marido. Ya no está feliz, no habla, no ríe...ahora bebe, se está quedando calvo y va al gimnasio a quemar toda esa mala leche que lleva dentro y que un día sacará (espero no tener que verlo nunca).
Cristina tuvo un ataque de ansiedad agudo después del verano de 2007. Actualmente toma pastillas, para no se sabe bien qué.
Hace unas semanas ha decidido ir con toda su familia a un psicólogo experto como último recurso. Ella cree que todo el problema es que Pablo no estudia. Pero..., yo me pregunto?..Y Alberto?... Y la tristeza y desazón de su marido?
Le dije hace tiempo que le diera un cambio de aires a Pablo.Yo me haría cargo de él, matriculándolo aquí y poniéndole un profesor particular las horas necesarias. Se negó en redondo.
No sé de qué me extraño, mi opinión nunca ha contado para ella. Siempre he sido la oveja negra que no servía para nada. Casi acierta, pero el destino quiso darme una oportunidad y ahora vivo como me da la gana, sin preocuparme por el dinero y con mi futuro mas o menos asegurado, afortunadamente.
Llevo 38 años esperando ese gesto, esa llamada diciendo:
-¿Necesitas algo de mi?-.
De momento no se ha producido.
Me da mucha pena de esos niños. He tenido que oír cosas como:
-"Me he traído lo peor de Sto Domingo"o "no valéis para nada".....Y muchas otras frases que no pongo por vergüenza.
Espero que algún día, sus problemas se solucionen y pueda ver de nuevo la sonrisa de Miguel Ángel y las de sus hijos.
Hoy voy a ilustrar este post con una canción terrible y triste de alguien a quien admiro profundamente.
Cristina es mi hermana, la única que tengo.

1 comentario:

Elektra dijo...

ahora entiendo mucho más tu comentario en mi blog. realmente no hay nada como desahogarse y soltar lastre aunque sea por aquí. verdad?

yo no quiero hurgar en la herida, me parece muy valiente todo lo que has escrito. quizás el psicólogo le haga comprender que el problema realmente está en ella y en su concepción del mundo y las cosas. es un paso adelante el que hayan tomado esa decisión. así que, no pierdas la esperanza, amigo.

un beso